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Vivienda: la colectivización de un problema de migrantes

Escrito por Lucas Tello el 24 jul 2013
Aída Quinatoa. Fotografía por LaHora

Entre los años 1998 y 2002 se produjo una grave crisis económica en Ecuador que obligó a emigrar a una parte importante de la población activa. Aída Quinatoa llegó a España entonces y pasó dos años viviendo en una habitación junto a otras personas, en situación de hacinamiento. Trabajaba como limpiadora, y tras este periodo decidió buscar una vivienda digna en la que vivir, le informaron de que si compraba una casa tendría un 120% ganancias sobre el valor de la misma, y que además así podría traer a su familia.

Uno de los requisitos para poder acceder a la hipoteca en su condición de inmigrante era firmar un aval cruzado. “En 2003 comenzaron a proliferar los avales cruzados, primero, entre familiares, luego, entre conocidos; al final, con gente a la que no habían visto en su vida.” Algunas cosas han cambiado desde entonces, sin embargo aún hoy sigue sin poder efectuarse la dación en pago para las hipotecas con avales cruzados. Aída Quinatoa, para acceder a la compra de un piso, necesitaba firmar el aval de otras personas migrantes que ni siquiera conocía, una política que podía producir un efecto dominó si alguna de las personas con las que había cruzado el aval dejaba de pagar el piso. Aída encontró una casa de 80m2 que le gustaba, firmó la hipoteca, dio una cantidad importante de entrada para su nueva casa. Poco después le dijeron que el dueño de la vivienda se había echado atrás, y en vez de devolverle el dinero de entrada, le ofrecieron otra casa, la mitad de grande, antigua, con problemas en tuberías y paredes, tasado en un precio muy inferior a la otra vivienda.

Ocurrió. El banco la llamó sin previo aviso para recuperar su casa porque las personas con las que había cruzado el aval habían dejado de pagar la hipoteca. Aída fue a una oficina de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, banco que le había vendido la hipoteca. "Llamaron y dijeron: ’vamos a por su casa. Pero a los bancos no les gusta la gente protestando en sus puertas, así que aceptaron las llaves del otro apartamento para cancelar la deuda. Somos personas con honor’, dijo Quinatoa. ’Y queremos pagar nuestras deudas, pero este sistema es imposible e injusto.’"

Así empezó el movimiento liderado por Aída Quinatoa: la Coordinadora Nacional de Ecuatorianos en España. Entre los objetivos de la organización se encuentran la integración y capacitación, la asesoría en temas legales, la acogida y apoyo de migrantes ecuatorianos en Madrid o la difusión de valores y cultura ecuatorianos.

En el año 2010, la Coordinadora se movilizó para intentar impedir el desahucio de Julio César Rodríguez, un hombre ecuatoriano que con unos pequeños ahorros y la nómina de su hermana compró dos viviendas animado por Caja Madrid, que le empujaba a seguir una serie de trámites legales para alcanzar una ilegalidad. En 2008, Julio César se quedó en paro y tras dos años expidieron la orden de desahucio. Entonces intentó pagar su deuda vendiendo unos terrenos que tenía en Ecuador y pidiendo dinero prestado, pero las tasas de la deuda no paraban de cambiar; la hipoteca era de 260.000 euros, la deuda de 315.000 euros. Al final, fue al banco a dar la llave de su piso para cerrar la deuda, pero el banco no la aceptó. Aída afirma que éste fue el primer desahucio difícil que intentaron parar, sin éxito: se movilizaron pocas personas, convocaron a diferentes medios de comunicación de prensa, radio y televisión, pero ninguno apareció.

Aída Quinatoa es también portavoz en Madrid de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, un movimiento que nació en 2009 y que se hizo fuerte con la explosión ciudadana del 15M. El 15 de mayo de 2011, un grupo de personas se congregó en la Plaza del Sol de Madrid para manifestarse en contra de la Ley de Economía Sostenible, la manifestación fue disuelta por las fuerzas de seguridad. Durante los días siguientes se fueron produciendo acampadas en las plazas de las grandes ciudades de España que desbordarían el objetivo inicial de la protesta y que pondrían de manifiesto el malestar hacia las políticas del gobierno. El 15M se desarrolló de una manera muy heterogénea, alrededor de él se fueron reproduciendo diferentes movimientos como la marea verde, que reclama una enseñanza pública de calidad; la marea blanca, por la sanidad pública; o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que reivindica el derecho a una vivienda digna.

La PAH lleva a cabo diferentes campañas con el objetivo de restablecer la vulnerada ley por una vivienda digna. Entre ellas se encuentran:

 Dación en pago con carácter retroactivo: reivindica que cuando el banco ejecuta una hipoteca y se queda con la vivienda, la devolución de las llaves del piso suponga la cancelación de la hipoteca en casos de residencia habitual y de deudores de buena fe.
 Stopdesahucios: impedir activamente los desalojos por cuestiones económicas, esto implica el desplazamiento al lugar donde está planificado el desahucio e impedir el acceso a la vivienda a la policía. En esta fecha, la PAH ha conseguido paralizar 725 desahucios.
 Obra Social la PAH: es una campaña que promueve la reapropiación de viviendas desocupadas con el objetivo de recuperar la función social de estas. Esto supone un paso inmediato a la acción, la ocupación es una reivindicación efectiva porque lo que se está exigiendo se está adquiriendo, sin permiso de las autoridades. Y se produce de manera simultánea en casi todas las ciudades de España, desbordando a la PAH, a través de grupos de personas autoorganizadas. Y la ocupación de viviendas sociales excede la reivindicación por una vivienda justa, pues propone nuevas formas de vida comunitarias que proponen alternativas al modelo de organización neoliberalista.

Las corralas eran un modelo de viviendas para las clases humildes que se encontraban en las zonas céntricas de la ciudades desde el s. XVI hasta el s. XIX. Las familias compartían espacios comunes y se tejían redes de seguridad viviendo de forma comunitaria. El capitalismo universalizó un modelo de vida que favorecía el individualismo, la voracidad urbanística que se desarrolló durante el siglo XX produjo la destrucción de casi todas las corralas de vecinos. Acuñar de nuevo hoy la idea de Corrala para definir las viviendas sociales ocupadas, por tanto, no es sólo una alternativa al grave problema de la vivienda, sino también una propuesta de nuevas formas de vida que suponen una subversión de los planteamientos básicos del capitalismo, hacia una vida en común de recursos autogestionados. En la Corrala la Utopía (Sevilla) nos dicen que eso se llama la Revolución de la Yerbabuena: llamar a la puerta del vecino para pedirle yerbabuena, afectarnos de las personas que tenemos alrededor, establecer vínculos y generar apoyos, en definitiva, cuidar y ser cuidados, porque todos somos vulnerables.

Veinte familias sin recursos ocuparon un edificio recién construido, un edificio sin dueño conocido, antigua propiedad de una inmobiliaria que quebró; comparten la Corrala la Utopía. La Corrala, en la que a día de hoy viven treinta familias, ha estado durante los dos últimos años en lucha con Ibercaja, banco propietario del edificio: Ibercaja rechazó la propuesta de arrendamiento de las familias e inició un proceso para el desahucio forzado. Tras muchos meses de lucha contra la banca y las administraciones, Ibercaja cedió a retirar la demanda de desahucio y ahora se está tramitando con las administraciones públicas la gestión de las condiciones de arrendamiento.

En el último año, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha ganado mucha visibilidad en los medios de comunicación masivos, generando un notable cambio en la percepción que el ciudadano tiene de las políticas sobre la vivienda. Ada Colau, su portavoz general, ha participado en debates televisivos en horas de máxima audiencia, escribe una columna en una de las principales revistas del corazón de España que la inauguró regalando pegatinas de Stop Desahucios, ha dado entrevistas en los periódicos nacionales de máxima tirada y llegó a hacer una comparecencia en el Congreso de los Diputados. En RTVE, televisión y radio públicas de España, se canceló su entrevista con motivo de la presentación de su libro Vidas hipotecadas, argumentando que trabajaban por cierto "equilibrio informativo" y que la PAH ya había tenido suficiente difusión en otros programas de la cadena.

Haber adquirido visibilidad a través de los medios de comunicación masivos es una de las grandes victorias de la PAH, así como producir un considerable viraje de la opinión pública en torno a las ideas de ocupación de viviendas sociales. Pero, ¿qué cambios efectivos sobre la ley ha conseguido producir tal exposición a los medios? ¿Cómo convertir el viraje de la opinión pública en acción contra las leyes que impiden una vida digna? Aída Quinatoa decía en una entrevista: “el problema de la vivienda se ha colectivizado”, ¿entonces por qué tienen tan poca visibilidad mediática los migrantes en las reivindicaciones contra los desahucios, teniendo en cuenta que son uno de los colectivos más expuestos debido a su fragilidad económica?

Texto publicado originalmente en inglés para la publicación de Remapping Europe, donde partimos de una anécdota relacionada con la migración con alguna visibilidad en los medios de comunicación. Aquí puedes leer la versión en inglés.

Fuentes:

Vídeo la PAH
Desahucios: el ‘problema de inmigrantes’ que pasó a ser de todos
Comparecencia Ada Colau en el Congreso de los Diputados
Immigrant cleaner leads revolt against Spanish mortgage trap
Desahucio por impago del alquiler, ley 2009
’Pago mi letra pero debo otros dos pisos que avalé’
Las hipotecas con aval cruzado siguen sin poder beneficiarse de la dación en pago
Coordinadora Nacional de Ecuatorianos en España
Ciudadano Subprime (historia de Julio César Rodríguez)
Hipoteca o embargo, valga la redundancia
PAH: Propuestas
Ada Colau: "Las gangas inmobiliarias fruto de desahucios son pisos manchados de sangre"
RTVE niega que censure a Ada Colau tras negarle entrevistas
Un desalojo (fallido) desde dentro
Corrala de vecinas: La utopía
Corrala la Utopía (vídeo)

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