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Crónica de la charla: “De cronología a cartografía: la narración transmedia”

Escrito por Ro Trejo Zamorano el 28 oct 2012

Crónica de Ro Trejo sobre la segunda sesión pública del 98lab, a cargo de Guillermo Zapata publicada en NoRockSolo Magazine.

La segunda actividad pública del 98lab fue el martes 9 de octubre, a cargo de Guillermo Zapata sobre “narración transmedia”. Guillermo Zapata es guionista, director de cine y escritor. Además, es profesor de guión en laEscuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) y colabora con diferentes publicaciones on-line escribiendo sobre cultura, ficción y nuevas tecnologías y es un experto conocedor de la red y del medio televisivo.

Nada más empezar nos propone un viaje. Un viaje entre dos islas. De “Cronologia” a “Cartografia”. Vamos a ver cómo se relacionan, cuáles son sus diferencias y porqué hemos viajado hasta ellas. Pinta bien.

Lo primero es aclarar qué es el transmedia como concepto, en sus diferentes acepciones. ¿Qué es, en qué se diferencia de otras narraciones? ¿Es una idea nueva super innovadora? ¿Acaso la Biblia no es una narración transmedia?

En una presentación sin artificios estéticos (él mismo confiesa que su medio es el papel y el boli) nos va mostrando y relacionando ideas. La definición léxica de transmedia es “a través de los medios”, esto es, el mismo contenido en distintos soportes. Actualmente convivimos con dispositivos particulares e indistinguibles (portátil, smarphones, tablets) que podemos utilizar para casi las mismas cosas. También tiene una definición que hace referencia a fenómenos de convergencia empresarial (multinacionales, Programas de TV).

Pero, como no podía ser de otra manera, la definición más completa es la construida, la que viene desde las redes. El transmedia es un fenómeno postmediático, que se da gracias a la aparición de la red y de las redes sociales, y la democratización del acceso a los medios. Esto ha generado una dinámica conversacional: retweets (RT), comentarios en el muro de Facebook, adjuntos en los emails. Vivimos en la lógica de la copia, entendida socialmente, porque genera comunidad (por ejemplo, los comentarios a capítulos de series, que acaban dando lugar a opinión conjunta).

El primer paso, es la viralidad; el segundo, la reapropiación, la remezcla. Para explicar estos grados, Zapata pone una serie de ejemplos de memética en la red, haciendo referencias también a lo que significó el movimiento Punk en los 70. Hay referentes mainstream como los Memes de páginas como 4chan o la Guerra de cosas que hicieron Hematocrítico y El Emperador de los Helados (como crítica al absurdo Guerra de Series de El País), y otros que se dan en clave interna, dentro de una comunidad (que genera su propio lenguaje, sus propias narrativas) como por ejemplo fileteconmovedor.
En cualquier caso, dice, el juego, la deconstrucción, es esencial para la participación en red, ya que lo lúdico -frente a lo transcendente- viaja con más rapidez, con mayor facilidad. Así, concluye que la conjunción de la cultura mainstream con la cultura de la participación en red, da lugar al transmedia.

Una vez explicado el concepto, nos introduce en el mundo de las ficciones transmedia, esto es, el paso de una obra singular a un universo habitable . En este caso, la historia no describe un orden, sino un territorio (líneas vs. Superficies), y los espectadores somos exploradores de ese espacio. Un marco que integra diferentes hilos argumentales que tienen sentido por sí mismos pero se completan poniéndose en relación con los demás elementos. Es decir, se trata de contar una historia o varias que suceden en un determinado lugar.

Zapata comenta que esto también es interesante desde la lógica empresarial, por la generación de contenidos –y por tanto de mercados de consumo- que sigue a una explosión de la serialidad, en la que los tiempos son breves, repetitivos e intermitentes.

Lo siguiente es preguntarse cuáles son las características de la ficción transmedia. Plantea cuatro: dejar preguntas sin responder, hilos abiertos (como sucede en la serie Lost); crear unidades narrativas (como en los cómics); el juego, la creatividad; y que haya una prelación entre elementos directos e indirectos (existencia de un mapa del universo, conversaciones sociales en las redes, exploración, dinámicas de participación, etc.).

La ficción es potencialmente infinita, pero se agota. Para evitar una atrofia narrativa, es decir, para que haya fertilidad, son necesarios dos factores: que haya una conexión entre las dos realidades (elementos de intertextualidad entre la realidad consensual y la realidad interna del universo) y permitir habitar a los sherpas (los conocedores del territorio, a los que solemos llamar freakes).

En este tipo de ficciones, el esfuerzo del espectador es mayor; su trabajo de atención se define por la tensión, por lo que es importante que cada nodo tenga interés en sí mismo y a la vez aportar al conjunto. Así, podemos distinguir cuatro tipos de espectadores “trabajadores”: Trabajo extenuante (Matrix), Equilibrio (Lost), Traducción (Harry Potter) y Disperso (Star Wars).

Y es que la clave de estos universos es la Participación. Zapata hace alusión a cuatro grados de participación (que a su vez están relacionados con las cuatro leyes del software libre):

0. Escucha
1. Escucha socializada (interacción en las redes, opinión colectiva)
2. Interacción productiva (Fanfics, obras derivadas, parodias)
3. Inserción productiva (integración como iguales en el universo, llenar un vacío que la propia narración no ha resuelto). Hay que tener en cuenta la posibilidad de integrarse en otros campos, y la dinámica de fronteras, es decir, lo periférico es más libre (más “pervertible”) que los nodos centrales.

La siguiente pregunta a resolver escómo se abre la participación. Nos cuenta que hay tres líneas a seguir: a partir de la apertura estética, la capacidad de escucha y de pregunta directa de los emisores (los creadores/productores de la ficción) y, como ha dicho a lo largo de la conferencia, la dimensión lúdica: si no hay juego, no hay participación.

Estamos en una etapa en la que el interés por parte del público ya no es sólo visionado, sino que busca la vivencia.

En este punto, nos dice “el género y la participación son “amiguitos””. Y nos explica que con esto se refiere a que para que funcione un universo de ficción transmedia es importante que haya reglas muy definidas (a más reglas, mayor participación), un alto grado de iconicidad (cuanto más icónico, más replicable) y que las comunidades estén muy organizadas (a mayor organización, mayor participación). Para ejemplificarlo, hablamos de lo que sucede con las reglas de la cultura libre, o todo el revuelo que se generó con el Ecce Homo (recordemos que pertenece a la iconografía de la religión cristiana, una comunidad organizada y con reglas muy definidas…).

Para concluir, nos expone que en todo esto se dan dos importantes líneas de tensión sobre las que nos (y os) invita a reflexionar:

  1. La propiedad intelectual, que puede ser de dos formas, cerrada/restrictiva, o abierta/libre. Esto da lugar a lo “dispolibre”: new media reparto (netflix, filmin, o las redes p2p), new media expolio (google, youtube, megaupload) o bien las licencias libres (creative commons) y la financiación colectiva (crowdfunding)
  2. ¿Cuánto dinero se genera con esto y para quién es? ¿Cómo se cuantifica? ¿quién está trabajando? ¿Quién es el propietario? Y ¿Esto quién lo paga?

Tras la conferencia, en el turno de preguntas, se tocaron varios temas interesantes, entre ellos, Zapata comentó que aunque no había probado directamente la narración transmedia en el contexto de activismo, sí es verdad que ésta facilita la comunicación de fenómenos complejos, gracias al concepto de nube de tags, o el hipertexto (puesta en relación). Un ejemplo puede ser el documental 15m.cc.

Hablamos de que aunque no hay reglas para hacer transmedia, es importante pensar en los géneros/soportes/dispositivos, en la escalabilidad del asunto, y seguir una doble lógica intertextual para que el universo no se agote. También hay que tener en cuenta la velocidad a la que se produce la reapropiación, los efectos de producción y cómo las dinámicas de perversión funcionan como transporte de los contenidos.

La última reflexión se la dedicamos a “¿Qué le hace el transmedia a tu cerebro?”, a lo que Guillermo responde que, aparte de la dispersión y dificultad de centrarse, propias del trabajo en la red (y de las diferencias entre el tiempo analógico y el digital, entre el tiempo del cuerpo y del cerebro), quizás sería interesante reformular la pregunta haciéndonos pensar:

¿Qué le ha pasado a nuestro cerebro para que exista el transmedia?

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